Damaso Perez Prado
Dámaso
Pérez Prado “El Rey del Mambo”, nació en Matanzas, Cuba, el 11 de diciembre de
1916. Allí estudió piano, composición y arreglos, para desempeñarse como
pianista es su ciudad con orquestas locales. En 1941, emigra a La Habana donde
interpretó con muchos ensambles, entre ellas Cubaney de Pilderó, el de Paulina
Álvarez y CMQ Radio, en los cabarets Kursaal, cercano al puerto de La Habana
Vieja, y Pennsylvania de la playa de Marinao. En 1943 lo tenemos como pianista
de la recordada orquesta Casino de la Playa, arregla también, notándose en
ella, el inicio de su futuro estilo producto de experimentos con elementos del
Jazz, ritmos y melodías cubanas. Poco después, para 1945 aproximadamente
orquesta su primer grupo que llamó Conjunto Pérez Prado, graba algunos discos
para el sello RCA Víctor sin mayor trascendencia exceptuando el No. 230463A que
con creación de Faustino Miró y Pepé Delgado, la voz, nada menos que de la
portorriqueña Myrta Silva, se dejan oír con el famoso tema “El tumbaíto”. Una
guaracha-son que nuestra América bailó. Por el lado opuesto, Myrta de su
inspiración, en tiempo de guaracha interpreta “Aquí estoy”. Puede ser este
78RPM el primero de su vasta discografía.
Durante este mismo período se dedica como arreglista a trabajar
para otros. En Caracas, Venezuela, aseguran estudiosos de la música lo hacía
para la legendaria orquesta caraqueña de Alfonso Larrain. Concebido ya su Mambo
con elementos básicos del que nosotros conocemos lo presenta como proyecto a la
misma RCA y es rechazado por falta de entendimiento. Optimista viaja a México
aconsejado por Francisco “Kiko” Mendive que figura era en la patria de Juárez.
Así llega al Distrito Federal mexicano en 1946. Se hace arreglista y pianista
de varias orquestas locales. Asistido por Kiko, Ninón Sevilla, vedette, actriz
cubana, que tenía a Hispanoamérica embrujada con sus caderosos bailes en
películas mexicanas, y el bongocero Clemente “Chicho” Piquero que consigue
permiso migratorio y del Sindicato de Músicos del Distrito Federal, igual que
lo hizo para Benny Moré, se estabiliza.
Este cuarteto de cubanos se acentúa conforme el tiempo, Clemente
se hace su bongocero, Kiko cantante, Ninón bailarina, mientras afianza su idea
creativa y orquesta. Para 1948 el Mambo en México comienza a gustar entre el
público general. Hace con Joaquín Pardavé la película “Del Can-Can al Mambo”,
actúan también Abel Salazar y Pedro Vargas cantando. Aquí Dámaso nos regala:
¡Qué rico el Mambo”, “Mambo Latino”, “La chula linda”, “Mambo Baklán”,
“Muchachita”y “Mambo en Sax”. En el filme “El pecado de ser pobre”, Bobby Capó
pone voz por primera vez al Mambo en películas porque en vivo Kiko Mendive lo
hacía. Mendive, posterior daría paso a Benny Moré. Chicho Piquero con su bongó
pone distinción al sabroso y rítmico tema “Caballo negro”. Actúa en el Teatro
Margo llenando diario y alternando con Luis Arcaraz. En 1949 hace arreglos para
la película “Perdida” en que Agustín Lara, Ninón Sevilla y el torero del
momento, Antonio Velázquez, forman el triángulo amoroso básico del drama. Ninón
dobla la voz de Rita Montaner y Pérez Prado hace solos de piano, participan
también Pedro Vargas, Los Panchos con Hernando Avilés que canta canción tema
del filme. Coopera, asimismo en la cinta “Aventurera”. Es también el año en que
el Mambo cruza fronteras mexicanas con el 78 RPM “Qué rico Mambo” y “Mambo
No.5”. El mundo comienza la Mambomanía. Las Dollly Sisters, dos hermanas
cubanas bien formadas y bellas se convierten en las primeras Mamboletas. Inicia
viajes por todo el país dándole mayoría de edad a su ritmo. El Car’efoca, como lo
apodan, con pleno dominio secciona su invención en dos: “Mambo Kaém” cuando
lento y melódico, ejemplo “La chula linda”, y “Mambo Batiri” cuando rápido y
rítmico, “Martinica y Batiri RCA”, lo son. En 1950 filma su cinta por
excelencia “Al Son del Mambo”, en que se sobra con el piano, actúan Adalberto
Martínez “Resortes”, Rita Montaner y Las Dolly Sisters (hermanas Vásquez).
Luego hace “Dancing” (Salón de baile), Fernando Fernández canta con la banda y
Gonzalo Curiel con su orquesta hace presencia. En “Víctimas del pecado” (1953),
Ninón, Rita Montaner y él mismo se roban el espectáculo. Sin embargo, las
primeras grabaciones de Pérez Prado para la RCA Víctor mexicana las hizo en
1948 con piano y ritmos solamente en los temas “El manicero” y “Tacuba”,
seguidas por “José” y “Macome”, ya como Kaém. A lo largo de su fructífera
carrera desarrolló otros subgéneros como LA CHUNGA, EL SUBY, EL TACONAZO, hasta
llegar entrados los sesenta que con EL DENGUE se ayuda a permanecer en el
estrellato. En EL DENGUE introduce un elemento rítmico nuevo al usar un ring de
hierro, de los camiones de antes, que percutido bajo una misma composición
rítmica, sistemática y constante, hace sonar el Mambo en forma diferente, rica,
auténtica, ejemplo “El tartamudo”. Polémica fue su carrera no así su vida
privada, muy correcta por cierto. El primer debate es por la nacionalidad del
Mambo, mientras los cubanos se la acreditan por ser el ritmo cubano básico en
su invención y ser Don Dámaso natural de la isla, los mexicanos afirman que
Cuba lo rechazó y en México formó su banda con elementos nacionales, grabó sus
discos, proyectó con películas y abrió todas las puertas posibles. Por otra
parte los gringos reclaman que es una progresión Jazz. Todos tienen razón, lo
dicho por cada uno de los tres bandos es cierto. Por eso el negrito feo pero
genial compuso e interpretó “El Mambo es Universal”. Otro debate, feo éste,
entre cubanos, es una corta lista de célebres músicos que se autoproclamaron y
aún lo hacen creadores del Mambo, sin tener ellos ninguno popular, conocido, y
sus orquestitas con sonoridades divorciadas del Mambo por nosotros disfrutado.
Recién vi por video un atrofio de película musical, “Los Reyes del Mambo”, con
el actor español Antonio Banderas, basada en la novela de Oscar Hijuelos, donde
completamente lo descartan e ignoran, la banda sonora es full antimambo, es...
no se qué, Salsa brava quizás ¡Qué feos son los complejos!”. El único “Rey del
Mambo” falleció en la ciudad de México Distrito Federal el 14 de septiembre de
1989. Sus restos descansan y descansarán para siempre allí, los mexicanos lo
quieren, sin duda, más que los cubanos, sino pregúntenselo al impostor de
“Cachao” y productores de “Los Reyes del Mambo”.
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